Creo que la cúspide como empresario fue cuando participé en la serie de televisión “Korskolan”, en la que actué junto a uno de los mejores actores suecos, Johannes Brost. Fue una casualidad que me eligieran para participar en esa serie, que se pasó en varios capítulos en el Canal 3, de la empresa STRIX y que se tuvo que repetir.
Podía haber sido la oportunidad de cambiar de carrera y dedicarme a la televisión, pero no la supe aprovechar. Participé con gusto en la serie y no cobré por el trabajo que realicé. Me bastaba con que mi auto-escuela (ABC TRAFIKSKOLA) fuera conocida en todo el país. Por esos días la empresa había logrado muy buena reputación. Era una de las mejores auto-escuelas de toda Suecia. Tenía absolutamente los mejores resultados en los exámenes teóricos, con 100% de aprobación, durante años. No me podía quejar de los resultados económicos, pero para lograrlos trabajaba todos los días del año, con excepción del 1 de enero de cada año.
Pero es empresa estaba destinada a ser estrangulada. Algunas veces había problemas económicos a causa de estar registrada a nombre de otras personas, lo que me ocasionó gastos extraordinarios. Pero el mayor problema lo representaban los continuos ataques de que era objeto por funcionarios de la Oficina de Tráfico. Allí había elementos racistas, que no podían aceptar que una de las mejores auto-escuelas fuera dirigida por un extranjero y menos que ese extranjero fuera famoso, gracias a la televisión. La empresa no estaba a mi nombre, pero yo era el Jefe pedagógico y el director educativo, para lo cual tuve que luchar arduamente. También en ese aspecto dependí durante muchos años de directores educativos, los que ganaban su dinero sólo por poner una firma. Supuestamente, ellos elaboraban los planes de estudio y controlaban todo lo que tenía que ver con la calidad de la enseñanza, la aptitud de los alumnos, su aprobación para ser presentados a dar su examen, etc. Pero todo ese trabajo lo hacía yo. Ellos se limitaban a firmar algunos documentos, de vez en cuando y de ir a buscar su salario.
A pesar de todas las dificultades ABC TRAFIKSKOLA seguía avanzando y cada año modernizaba sus métodos de enseñanza, siendo una de las primeras en utilizar programas de computación e internet, como complemento a las clases teóricas y prácticas.
Mis alumnos venían de todas partes del Gran Estocolmo e incluso de otras ciudades. Una de las ventajas era que yo enseñaba en varios idiomas, además del sueco. Otra ventaja era la publicidad, que siempre se renovaba y ofrecía precios muy bajos si los clientes compraban paquetes que incluían muchas lecciones prácticas. En un blog especial narraré la historia completa de la auto-escuela, desde su primera hasta la última versión, puesto que debí cerrarla y reabrirla en varias oportunidades.
Hasta aquí, por ahora. Próximos capítulos serán publicados dentro de las próximas semanas.