Entrada corregida el 11 de noviembre de 2015. Nota aclaratoria, al final de la entrada.
Ha habido personajes de historietas o cómics que representan a un viajero con una bolsita al hombro, amarrada a un palo. Se trata de un hombre pobre, que tiene como pertenencias únicamente lo que lleva en la bolsa, además de unas ropas andrajosas y unos zapatos con enormes agujeros en la suela de sus zapatos.
A veces me siento como uno de esos personajes de caricatura, aunque llevo ropas un poco más presentables. En cuanto a pertenencias, tengo suficientes pero no me caben en una bolsa para ponerla al hombro. Además, mis cosas están repartidas en varios puntos del globo terráqueo. Corrección: sólo en Suecia, Venezuela y España…
Cuando dejé Suecia, hace algunos años, tuve que dejar todas las cosas que me quedaban del último hogar en Estocolmo, repartidas en varias casas. Muchas de esas cosas se perdieron. Otras, a pesar de ser cosas muy valiosas y en gran cantidad, fueron tiradas a la basura porque ocupaban mucho espacio del titular del departamento. Corrección ampliatoria: algunas cosas se vendieron en un mercadillo en la zona de Jordbro, al sur de Estocolmo por alguien que consideraba de confianza… Antes de seleccionar las cosas que debería guardar tuve que regalar muebles, computadoras y ropa. Otra cantidad enorme tuve que echarla a la basura, para lo que alquilé camiones para transportar los enseres a las estaciones de reciclaje. No eran sólo mis cosas personales sino estanterías, material de oficina, libros, nevera, cocina y miles de artículos que pertenecían a las empreas que había tenido.
Ahora he recuperado algunas de las cosas que había solicitado guardar. Pero no tengo donde tenerlas. Mañana debo dejar la habitación que alquilo, para irme a un camping. Nota aclaratoria: en esa época no tenía posibilidades siquiera de alquilar un cuarto o una oficina y nunca quise molestar a familiares ni amigos. Alquilé una habitación que tuve que dejar al poco tiempo de hacerlo porque el dueño no aceptaba que yo diera esa dirección a las autoridades suecas. No le convenía porque podía perder ayuda la ayuda que le daba el Estado sueco. El dueño (ni siquiera dueño sino arrendatario de primera mano) disfrutaba de un apartamento comprado en España. En Suecia estaba dado de baja por supuesta enfermedad.
Tengo que comprar una tienda y un saco de dormir, para pasar a integrar el grupo de turistas en uno de los más hermosos lugares de Estocolmo, en Södra Ängby. Seré un turista forzoso, porque para turistear no tengo tiempo. Pagaré por el derecho a piscina y otras comodidades del camping aunque sólo utilizaré un pedazo de tierra para dormir. Eso vale 21 dólares. Pero es más barato que una cabaña, que sale por 70 dólares. Hasta agosto están abiertos los campings. En invierno están cerrados. Para guardar mis cosas, incluyendo las más íntimas, alquilaré un trastero en la empresa Shurgard. Son unos cuartos de unos pocos metros cuadrados donde se pueden dejar muebles y otras cosas. Se puede entrar a cualquier hora del día hasta las 10 de la noche para sacar o dejar otras cosas. Para cambiarme una camisa deberé ir a ese sitio, por ejemplo.
En el camping tal vez hay posibilidades de calentar comida preparada o hacer alguna ensalada. Pero cocinar no podré ni allí ni en el trastero. En realidad, no cambia mucho las cosas porque no tengo tiempo para cocinar. Tengo mucha comida congelada que tendré que regalar o echar a la basura. Lo absurdo de todo esto es que no tengo apartamento sólo porque no quise tenerlo antes. Cuando tuve la oportunidad y acepté uno, se lo dejé a otra persona que lo necesitaba con más urgencia que yo. Corrección ampliatoria: se lo dejé a una ex esposa. Pero justamente allí fue donde se tiraron a la basura o se vendieron muchas cosas que había dejado guardadas.
Si hubiera sido astuto, podría haber subalquilado el apartamento a otras personas, como lo hacen cientos de miles de personas que ya no viven en Suecia pero que reciben ayuda del estado sueco para pagar el alquiler y para recibir otras ayudas. Además de eso existen una gran cantidad de matrimonios con niños que simulan estar separados. En esa forma pueden optar y lograr dos apartamentos, uno de los cuales se destina para subalquilar. Como se obtiene ayuda económica para las dos viviendas, se logra una ganancia al alquilarlas a terceros.
Hay una enorme escasez de viviendas en Suecia, a pesar de que se construyen miles de edificios en casi todas la ciudades, especialmente en Estocolmo. Pero las viviendas que se construyen son caras, destinadas a familias con altos ingresos. Si bien es cierto, el estándar de vida de los trabajadores suecos es mucho mayor que en otros países, éstos están obligados a pagar altos alquileres. Si dos profesionales forman pareja y tienen un buen salario (supongamos 8000 dólares entre los dos) son capaces de pagar alquileres de entre 2300 y 4000 dólares, hay parejas que tienen ingresos de apenas 4500 dólares. En ambos casos, la mayor parte de sus salarios está destinada al pago de alquiler de su vivienda.
Por supuesto que hay familias que alquilan apartamentos desde hace mucho tiempo y por tal motivo pagan alquileres más bajos. También hay una gran parte de ciudadanos que tienen vivienda propia. Pero estas personas deben pagar altos impuestos por sus propiedades. Sin embargo, el problema mayor no es el precio de los alquileres sino la gran escasez de viviendas.
NOTA DEL 11 DE NOVIEMBRE 2015:
Esa fue una época muy difícil. Finalmente no fui al camping. Logré alquilar la primera oficina de muy poco espacio en Sjöberg, Sollentuna. No era un lugar apto para llevar a mis hijos para compartir el tiempo los fines de semana. Era 30 de julio de 2011, hace cuatro años. Ahora mi situación es completamente distinta, con auto-escuela propia de nuevo y con tres automóviles con las mejores comodidades para que mis alumnos disfruten de buenas herramientas para aprender a conducir.