EXPERIENCIAS DEL EXILIO, 4

Creo que a estas alturas ya no cabe denominar exilio a mi situación actual. Puedo vivir en cualquier país europeo puesto que soy ciudadano sueco; por lo tanto, europeo. Si vivo en forma transitoria o permanente en otros país, fuera de la Unión Europea, lo hago por voluntad propia, no por huir de persecusiones ni amenazas, por ahora. Puedo regresar a mi actual país cuando lo desee y puedo viajar a prácticamente cualquier país del mundo, sin restricciones de ninguna naturaleza.

El país donde más tiempo vivo, aparte de Suecia, es en Venezuela. Por eso conozco muy bien lo que sucede en este país latinoamericano. Soy testigo de un proceso de cambios  estructurales (esto es lo que realmente se denomina Revolución) y de las dificultades con que se enfrenta el gobierno para llevar a cabo esos necesarios cambios.

Cambiar una sociedad injusta, corrupta y enferma es una tarea gigantesca, que no se puede hacer en pocos años. Se requieren decenios de lucha: cambio de leyes, cambio en la conciencia y en la mentalidad de la población, acostumbrada a los vicios de la sociedad capitalista, muy difíciles de erradicar. Se requiere cambiar las estructuras de poder y toda la infraestructura, todas las instituciones, su sistema de producción y distribución, su sistema de finanzas, su administración, su sistema de salud, enseñanza, etc.

Si se vive en este país es imposible no ver cambios muy importantes, llevados a cabo gracias a la sagacidad de un presidente que es acosado por enemigos externos e internos, los que cuenta con una maquinaria mediática que utiliza la manipulación, la mentira y los mensajes sediciosos para desetabilizar el país. Eso no sería posible sin el apoyo del pueblo y de las Fuerzas Armadas. Es sorprendente cómo el presidente Hugo Chávez logra sobrellevar enormes problemas y siempre responde con mucha claridad y elocuencia a los ataques de los enemigos. También debe luchar  a  menudo, contra los malos hábitos de los propios seguidores, muchos de los cuales no entienden lo que significa Revolución y se dejan corromper o debilitar por los cantos de sirenas de los adversarios de la Revolución. Muchas veces priman los intereses o ambiciones personales en lugar del interés público, de la comunidad o de la nación.

Si bien se han dictado nuevas leyes, incluyendo una nueva Constitución, se mantienen aún muchas leyes antiguas. Algunas de las nuevas leyes también adolecen de errores fundamentales. En algunos casos se corrigen los errores, cambiando leyes nuevas, como es el caso de la Ley de Consejos Comunales del 10 de abril de 2006, que se derogó con la nueva Ley Orgánica de Consejos Comunales del 26 de noviembre de 2009. Esta nueva ley aún contiene algunos errores que deben ser corregidos. Ésta y otras leyes y misiones venezolanas serán analizadas en mi blog especializado en temas venezolanos (de Venezuela para el mundo) que invito a leer.

Los legisladores venezolanos siguen incurriendo en los mismos errores que han cometido los legisladores de antes de la llegada de la Revolución Bolivariana. Muchos artículos o parágrafos de las leyes son extremadamente largos y engorrosos -inútiles en algunos casos- que generan innecesaria burocracia. Ejemplo de esto es la Ley de Arrendamiento, que analizaré en su momento. En cuanto a la aplicación de leyes y ordenanzas, se mantiene la costumbre de exigir muchos documentos para trámites muy sencillos y se acumulan toneladas de carpetas que nadie volverá  a leer jamás, una vez archivadas en algún armario. Puedo dar muchos ejemplos de esto en el blog mencionado antes o puedo enviarlos a cualquier persona que me lo solicite.

De acuerdo a los tres artículos anteriores de este blog, hoy me quiero referir al funcionamiento de las guarderías en Venezuela, un  tema en el que este país suramericano está en pañales (ver mi artículo del 7 de febrero, 2011) como me imagino que están los demás países del continente, con excepción de Cuba.

Hay dos sistemas de guarderías, en Venezuela. Uno de esos es aquel en el que están incluidos los simoncitos, que son una buena opción. El servicio es gratuito. Pero lamentablemente este sistema aún no está en toda Venezuela, en cantidad suficiente.

Ver enlaces sobre ese sistema.:

http://www.aporrea.org/educacion/n113077.html

http://me.gob.ve/contenido.php?id_contenido=750&modo=2

http://informecifras.com/?p=80032

http://www.vive.gob.ve/inf_art.php?id_not=6543&id_s=6&id_ss=1

En una de las páginas enlazadas aquí arriba se menciona la apertura en 2010 de cinco simoncitos en Maracaibo, ciudad que tiene una población de 2 800 000 habitantes, lo que implica que esos simoncitos cubren un escaso porcentaje de la población trabajadora de Maracaibo.

El resto de la población debe llevar a sus hijos a guarderías privadas, en las que se cobran altas tarifas, además de exigir  a los padres uniforme, desayuno, almuerzos, jugos, meriendas y muchas otras cosas extras. Los padres deben incluso comprar un colchón o colchoneta para cada uno de sus hijos.

Las guarderías venezolanas están integradas al sistema educativo, a diferencia de Suecia, donde están integradas al sistema de ayuda social y a la caja del seguro público.

El integrar las guardarías al Ministerio de Educación me parece bien, desde el punto pedagógico, puesto que se pretende asegurar la educación integral de todos los niños, desde el momento de nacer. Pero desde el punto de vista de servicio a las madres y padres trabajadores, no es en absoluto una buena idea, porque al estar integradas las guarderías al Ministerio de Educación, éstas están sujetas a la obligatoriedad de vacaciones de los educadores, largas vacaciones en verano y en otros períodos. Así, los padres no tienen donde dejar a sus hijos para poder trabajar. Las empresas no otorgan más vacaciones de las que se otorga a los trabajadores que no son educadores. Asimismo, los padres deben cuidar a sus hijos el día del maestro y en muchas otras celebraciones, la mayoría, fiestas religiosas.

Lo peor de todo es que los padres deben pagar por todo el tiempo que el personal de las guarderías tienen vacaciones, que por lo menos deberían tomarse en turnos, como se hace en otras empresas, ya sean éstas de producción o de servicios. Hay guarderías que ofrecen la posibilidad de cuidar a los niños durante las vacaciones, pero en ese caso los padres deben pagar tarifa doble. Para el día de la madre, el padre, etc., se exige en las guarderías que los padres aporten con dinero para comprar los obligatorios regalos, lacra del sistema consumista capitalista. Al igual que en las escuelas, hay ocasiones en las que se pide que cada niño lleve galletas, bebidas, etc., para un momento que se lo llama compartir. Quiere decir que los niños se acostumbran a compartir con sus compañeros. La idea es buena, pero no deben ser los padres los que deban correr con esos gastos si ya llevan alimentos para todas sus raciones del día. Las guarderías ni siquiera ponen el agua para beber.

En el artículo al que hice enlace anteriormente (ver) mencioné lo absurdo de que se exija uniforme y equipo de gimnasia a los niños tan pequeños. Olvidé mencionar que también se exige la compra de libros y útiles escolares. ¿Qué podrá entender de un libro un bebé de cinco meses o de un año? Para niños pequeños se puede utilizar otro tipo de material especialmente adaptado para ellos y que debe ser parte de los equipos de la guardería, cuyo servicio muy caro se paga. En cuanto a los uniformes, los que se exigen deben ser de una talla especial. Los zapatos son de calidad extra, caros y difíciles de encontrar. Los niños deben usar zapatos todo el tiempo que están dentro de la guardería, lo que es antihigiénico, puesto que sus pies no respiran los suficiente. No se permite que lleven zandalias o pantuflas, para ir dentro de casa. Conozco bebés a los que les huelen mal los pies, a causa de esto.

Estoy muy molesto con el caro servicio de guarderías privadas en Venezuela. Los gastos son muy altos y el servicio no es completo, a causa de las largas vacaciones. Muchas mujeres deben elegir quedarse en casa por la imposibilidad de combinar trabajo y niños en las guarderías. No todas las madres tienen familiares que puedan cuidar a sus hijos cuando hay vacaciones. Las guardarías deben servir para facilitar la inclusión de mujeres y hombres al trabajo, no limitarla. Aquí hay un obstáculo que se debiera salvar. Los legisladores o responsables del Ministerio de Educación deberían comparar el sistema venezolano de atención a los niños con los sistemas de otros países, especialmente europeos. Por favor, no con Estados Unidos. Luego deberían informar al presidente Hugo Chávez o a las instancias correspondientes para proponer cambios que faciliten el acceso de todos los trabajadores a este servicio y que mejoren sustancialmente las condiciones y la calidad del mismo.

Una Revolución no puede avanzar si se mantienen las costumbres impuestas por una sociedad retrógrada, que lucha por sobrevivir. Se debe estudiar todas las posibilidades de cambuio y mejoramiento en los distintos campos de la enseñanza o del cuidado de niños, de tal forma que los trabajadores sean realmente beneficiados para que algún día obtengan la mayor suma de felicidad posible, como se suele parafrasear al Libertador Simón Bolívar.

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