Es difícil sostenerse en pie y más difícil evitar la pérdida de gorras, sombreros u otras piezas de ropa sobrepuesta. El viento es muy fuerte en Sollentuna esta tarde. Caen muchas ramas de árboles y las ventanas de los edificios vibran o tiemblan bruscamente con cada nueva ráfaga de aire. Es un viento huracanado.
Ya no hace frío, la temperatura oscila entre los 12 y los 18 grados. Los colores en la galería natural de calles y parques han variado mucho. Todos los árboles y arbustos han visto aumentar el volumen de sus hojas hasta transformar completamente el paisaje. En algunos cruces es muy difícil ver los vehículos que se acercan por otras calles. Los alumnos deben hacer esfuerzos supremos para lograr descubrir los peligros a tiempo.
Así ha estado el tiempo durante varios días. Los prados y jardines van teniendo mayor diversidad de colores. Hay tulipanes de vivos colores rojos, blancos y amarillos; jacintos y toda clase de plantas de adorno. Las zonas verdes se adornan con millones de florecitas amarillas llamadas makros (dientes de león) Ver:
Y hay mucho polen en el ambiente. A veces es difícil respirar. He tenido algunos problemas y en tres oportunidades he tomado Alvedón (tableta para el dolor de cabeza). Me niego a recurrir a remedios antialérgicos.
Los días pasan vertiginosamente. Correr de aquí para allá y de allá para acá. Salir con un alumno y regresar a los 80 minutos y volver a salir, desde la mañana a la noche. Aunque las últimas semanas ha habido mucha tranquilidad. Mi lista de alumnos diaria ha tenido muchos vacíos. Es un síntoma de lo que pasa en la sociedad sueca. Muchas empresas empiezan a experimentar falta de ventas y pedidos. La gente desea ahorrar, no se fía del futuro. La crisis que aún domina a Europa del Sur va encontrando ecos en Escandinavia, a pesar del gran nivel económico de los países de Norte de Europa (ver enlaces, más abajo).
Las horas libres que tengo son inutilizables porque son aisladas y ese tiempo no es suficiente para desarrollar actividad alguna. Lo único positivo es que puedo leer y entrenar más. Lástima que debo trabajar mucho estos meses y no se puede vivir del aire, pero me habría gustado más estar en Madrid o en Barcelona, haciendo compañía a los manifestantes contra el sistema capitalista global. O en Caracas o Buenos Aires, al lado de quienes defienden la soberanía y los procesos de cambios de los países latinoamericanos.
El fin de semana fue hermoso, acompañado ayer de mi hija Verónica. primero preparamos almuerzo en mi casa (que no es casa pero algo se puede hacer). Después leímos un cuento de Horacio Quiroga, El almohadón de plumas. Conversamos sobre la biografía de ese gran escritor suramericano y analizamos el cuento. Fue algo muy provechoso.
Por la tarde fuimos a entrenar juntos al gimnasio (para mí era la segunda vez en el día) y finalmente cenamos en su casa. Maravilloso encuentro con mi hija, como siempre lo ha sido. Nunca hemos tenido problemas para vernos gracias a que su madre siempre comprendió que el contacto entre padres e hijos es muy importante.
ENLACES:
LA ECONOMÍA DE EUROPA SE PUEDE HUNDIR
VATICINIOS SOBRE ESPANA Y GRECIA