Resumen del día, por la mañana.
Sucede lo mismo cada año, en Estocolmo (más específicamente en Sollentuna pero es igual en toda la provincia). La primavera nos da un poco de calor en algunas etapas de su evolución. Tuvimos unos cuantos días de calor, la temperatura llegaba hasta los 21 grados centígrados. Pero desde hace dos días nuevamente hace frío, hay viento y chubascos. la temperatura es alrededor de 12 grados. Hace sólo un par de días estábamos mi hija y yo sentados en el césped, a la orilla del lago Edsviken. Allí intentaba yo interesar a mi hija en el estudio de la literatura universal, no con mucho éxito, porque su interés primordial era su teléfono móvil. En vano trataba yo de leer pasajes de algunas obras antiguas o la biografía o antecedentes históricos de la épica, la lírica y la prosa griega y latina. Ella tal vez me oía, tal vez no. A veces cerraba los ojos para disfrutar del sol; estaba sentada bajo el sol y yo a un metro de distancia, bajo la sombra de unos arbustos. Cuando yo le hacía alguna acotación para explicarle qué estaba leyendo y por qué, por no estar seguro de si estaba atenta o no, ella me decía: «sí, sí, ya». Es su manera de decir ya sé, ya entiendo, no me gusta que me repitas tanto ni le llames la atención.
En ese sitio había, por lo menos, un bañista. Son muchas las personas que se han atrevido a nadar en la última semana en las frías aguas de un lago que hace sólo tres meses estaba congelado y se podía patinar en su superficie. Pero varias personas se han ahogado, a causa de dificultades ocasionadas por el frío. Ayer no había «un alma», como diría mi madre. Cuando pasaba en automóvil con mis alumnos sólo veíamos las barcas y veleros mecerse en las levemente alborotadas aguas del lago. Las marinas y las orillas estaban vacías.Ya el radiante sol del domingo no era más que un recuerdo.
Resumen del día, en una pausa
Es una pausa obligada y gratuita. Espero a una alumna que no ha venido a la hora que le corresponde. A veces sucede eso con algunos alumnos. Se atrasan y pierden un tren o un bus. O se quedan dormidos o, simplemente, olvidan que tienen una lección programada. Lamentablemente deben pagar aunque no asistan. Pierden mínimo 112 dólares por los 80 minutos que han reservado. Pero otro alumno pierde la posibilidad de conducir en ese tiempo. Nadie gana, quienes salimos favorecidos somos los profesores, que estamos sin hacer nada en esa hora reservada. No es grato ganar un sueldo por no hacer nada, pero no es nuestra culpa. Es un tiempo libre obligado. A mí me sirve para leer o para cualquier actividad. Pero la alumna puede llegar en cualquier momento, aún es su tiempo y hay que estar disponible. Por eso no puedo abandonar el lugar de trabajo hasta que llegue la pausa de verdad.
Resumen, noche
En pocas horas las impresiones han sido muchas. Es difícil describir todo. En las pausas me he encontrado con varios profesores de la auto escuela del año pasado. El aprecio es mutuo. Con mis compañeros de trabajo actuales la relación es magnífica, también. Muchos esperan que abra mi propia auto escuela nuevamente y desean trabajar conmigo. Pero no deseo complicarme la vida. Eso me ataría nuevamente a Suecia, sin poder llevar a cabo otros trabajos en América Latina, por no poder ausentarme de Europa más que por muy cortos periodos de tiempo.
Mi trabajo me reconforta. La relación con mis alumnos y con mis compañeros de trabajo es excelente. Pero debo reconocer que a veces la soledad me ataca un poco. Tengo tantas cosas que hacer, escribir y leer, además de trabajar y entrenar, que no tengo tiempo para sentirme solo. De hecho, cuando estoy solo tengo mejores resultados en mis estudios y en mi modesta expresión literaria. Pero a veces se añora llegar a una casa normal, con ambiente de familia. Se echa de menos una cocina donde preparar comida para toda la familia y disfrutar de un programa de televisión en compañía de los seres queridos. Se echa de menos un comentario sobre una noticia importante o los chismes sobre algún personaje determinado, el análisis o la crítica sobre algún personaje público, actor o actriz, cantante o presentador de la televisión. Hace falta un paseo por un barrio, junto a un hijo o una hija con quienes llegar al hogar y compartir, jugar o leer juntos, llevar una vida normal. Hace falta ver a camaradas de ideas afines con quienes compartir experiencias y expresiones, trabajar juntos en la solución de problemas locales y tratar de influir en la política nacional para lograr mejores condiciones de vida para toda la población. Hace falta ver programas en televisiones latinoamericanas o de cualquier país, pero ver una pantalla normal y no la pequeña pantalla de sólo 10 pulgadas de una computadora portátil. Hace falta muchas cosas que para casi todo el mundo son normales. Hace falta salir del aislamiento que implica dedicarse al trabajo en una sociedad que tiene la mayoría de sus problemas sociales resueltos, que no necesita mucho de aportes como el mío. Hace falta sentirse en el ambiente de lucha por conseguir justicia social y encontrar día a día personas que luchan por los mismos ideales, que a veces sacrifican toda su vida en esa lucha, sin esperar nada a cambio. Hace falta sentir que se es parte de algo, no por ocupar un importante puesto de trabajo remunerado, como lo hago en Suecia, sino por querer contribuir al desarrollo de una sociedad que se va transformando, que se va desprendiendo de las cadenas de la explotación que instauraron el colonialismo y el imperialismo, como es el caso de Venezuela. Hacen falta muchas cosas. Hace falta vivir.