LLUVIA Y FRÍO EN ESTOCOLMO, COMO DE COSTUMBRE

Nuevamente llueve y hace frío. Hace algunos días se supo que el mes de junio de 2012 es el más lluvioso desde hace 111 años. Pero siempre es así. Ayer hubo un sol radiante aunque no hacía mucho calor. Hoy el sol ha desaparecido por completo y parece que todo el día seguirá igual, con lluvia lenta y con mucho frío. Para muchos es mejor así, porque pueden dormir tranquilamente después de la fiesta de anoche. Esta mañana se podían ver destrozos en distintos sitios, ocasionados por muchachos ebrios que celebraban el día más largo del año. Eso también es común. Esta es una de las fechas que más se bebe en Suecia. La anterior fecha fue la de las graduaciones, hace una semana. Entonces,las calles quedaron hechas un asco con toda la basura que dejaron los muchachos borrachos o drogados. El desenfreno es absoluto y el derroche, también.

Reflexionando sobre el Golpe de Estado llevado a cabo en Paraguay coincido con algunos presentadores de programas de la televisión venezolana y Telesur, que estuvieron informando sobre el golpe que se estaba fraguando desde hace tiempo. Si el golpe en Paraguay se parece al golpe contra Zelaya en Honduras, también se parece el motín de de los policías bolivianos a la sublevación de los policías ecuatorianos contra el presidente Rafael Correa, el año pasado. Se van repitiendo las distintos tipos de golpes contra la democracia y la soberanía de los países cuyos gobernantes están llevando a cabo políticas que favorecen a las grandes mayorías y a los más desposeídos. Es algo que ni el imperio norteamericano ni las oligarquías de cada país pueden aceptar.

En América latina se planifican nuevos golpes y todos los gobernantes de izquierda o que llevan a cabo algún tipo de cambios que hagan disminuir las enormes ganancias de las empresas multinacionales o de los terratenientes latifundistas están en la mira de los intervencionistas. En otras latitudes se ensayan otros métodos, como la exportación de mercenarios que logren desestabilizar a los gobiernos que no sean fieles a los dictados de la banca mundial y a las políticas económicas de Estados Unidos y sus aliados.

Hoy he sentido un poco de nostalgia. He echado de menos a mis hijos y me habría gustado compartir con algunos de ellos uno de estos días de fiesta. Pero las circunstancias de la vida lo hacen imposible, al menos por ahora. He echado de menos otras cosa, también. He echado de menos la vida familiar y la tranquilidad del hogar. He echado de menos las caricias o las palabras alentadoras de los seres queridos, la comunicación, la discusión de temas de actualidad, todas aquellas cosas sencillas que son inherentes a la vida hogareña.

Estas fiestas con pocas horas de trabajo, con largas pausas en las que no se alcanza a leer mucho ni llevar a cabo otras actividades, son agobiantes. Por supuesto que el trabajo en sí me da muchas satisfacciones. La mutua empatía con mis alumnos y la superación de niveles cada vez más altos nos acerca aun más a una relación de amistad. Pero a medida que cada uno va aprobando su examen van desapareciendo y ya no hay más contacto. Atrás quedan los sacrificios y el esfuerzo en común, los sustos y las alegrías. Aquellos alumnos que estuvieron asistiendo varios días a la semana a sus lecciones se van alejando en el recuerdo y son reemplazados por otros nuevos, con muchas inquietudes e interrogantes. Nuevamente hay que volver a las lecciones básicas, a buscar el punto de tracción del automóvil en todo tipo de terrenos, planos o con pendientes. Nuevamente a insistir en la necesidad de ahorrar combustible y tomar conciencia del daño al ambiente, al que contribuye una mala técnica de conducción. Y así se va avanzando con cada alumno hasta llegar a la etapa final, en la que son capaces de seguir cualquier meta sin más ayuda que las señales viales. Para llegar a ella se deben superar muchos obstáculos pues los exámenes de  conducción en Suecia son extremadamente exigentes, los más exigentes de todo el mundo. En cualquier otro país es cien veces más fácil aprobar un examen de conducción que en Suecia. Por lo mismo, también es más caro obtener buena preparación.

Mañana nuevamente sale algo de sol. O tal vez vuelve a llover, como hoy. Nunca se sabe y los pronósticos meteorológicos casi siempre son erróneos. No importa el tiempo, igual hay que trabajar, aunque sea domingo…

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