Ya hemos oído muchas veces muchas profesías sobre el Apocalipsis o el muy mal llamado «Fin del Mundo». Me he referido a este tema en muchas oportunidades en mis anteriores blogs. Ayer me referí a ese tema en mi anterior artículo.
Hoy le leído un interesante artículo en EL CLARÍN, de Chile. Recomiendo su lectura, porque explica muy claramente cómo las clases dominantes buscan cualquier oportunidad para desviar la atención de la gente hacia la posibilidad de fenómenos excepcionales mientras en el mundo mueren asesinadas millones de personas y muchas otras más deben soportar límites extremos de pobreza, de hambre y de injusticia.
Referente a mi artículo de ayer y al título de este mismo, debo repetir lo que he dicho en otras oportunidades: El mundo se termina cada día, cada minuto y cada segundo para todos los humanos que mueren. Cada uno de nosotros tiene su «fin de mundo» tarde o temprano. Todos tenemos que morir algún día. Pero, además, el mundo ya se terminó hace mucho tiempo para millones de pordioseros, desquiciados mentales, alcohólicos crónicos y drogadictos que nunca más van a volver a ser normales. Ellos son el subproducto del sistema capitalista, que no ofrece más futuro que la competencia desigual entre los seres humanos.