DESEOS DE ABANDONAR SUECIA Y EUROPA 3

TERCERA PARTE:

Cuando comencé el primer artículo de esta trilogía creía que me iba a referir a algo circunstancial o momentáneo, de lo que reflexionaba en un día normal, con actividades normales, un día más, simplemente. Reconocía una sensación de vacío interno por no poder hacer lo que realmente me gustaría hacer en la actualidad. Me referí al libro que estoy leyendo y a algunas partes de la realidad que nos rodea, intentando obtener una visión global de la historia contemporánea, de lo que sucede en el mundo, de los múltiples problemas sociales por resolver, de los interminables conflictos bélicos y de quienes se benefician de ellos, etc. Pero como ocurre muchas veces, las ideas se van desarrollando y dando forma a nuevas ideas. El recuerdo va encontrando nuevas asociaciones y comparaciones de lo que ha sucedido en el pasado y lo que sucede en la época contemporánea. Se confirman hipótesis y se desechan otras. Se abren nuevos caminos y emergen nuevas posibles soluciones. El deseo de escribir y comunicarse va en aumento pero al mismo tiempo se siente la necesidad de documentarse, de ampliar una idea o sopesarla, confrontarla con otras, tratar de obtener la mayor objetividad posible sin perder el rumbo correcto, sin claudicar a los principios que se consideran éticos y morales, entendiéndose por moral un comportamiento de actitud positiva, de respeto y comprensión. Como he dicho en más de una oportunidad, no se puede opinar sobre algo sin antes haberse nutrido lo suficiente de buenas fuentes de información, sean éstas coincidentes con las propias ideas a no.

Creo que en muchos pensadores, filósofos, escritores o aspirantes a una de esas tres categorías intelectuales, hay una lucha interna de satisfacción o insatisfacción sobre lo que se piensa y lo que se logra a través del pensamiento, de concreción, de ejecución. Muchos han quedado en el camino, han muerto sin llegar a concretar lo suficiente, a veces absolutamente nada. Otros han claudicado y se han propuesto satisfacer únicamente sus necesidades individuales, llevar una vida cómoda, sin sobresaltos, dedicados a una pareja o familia, aceptando la mediocridad o la simpleza. También hay quienes sucumben a la amargura, a la decepción, a la tristeza y a otros factores que disminuyen paulatinamente su capacidad de adaptación, de iniciativa y de fuerza moral. Estos últimos son presas fáciles de conductas destructivas que los conducen al alcoholismo, a las drogas y a otras formas equivocadas de solución transitoria o definitiva, que los elimina espiritual y físicamente, transformándose en piltrafas humanas, en escoria. También hay quienes encuentran refugio en religiones clásicas o en nuevas sectas religiosas, creyendo que la solución a los problemas que ellos llaman terrenales no tienen solución porque ya todo está predestinado a ser como es. Para ellos la solución está después de la muerte, en un falso reino en el que se es feliz eternamente y al que se llega aceptando las injusticias de la vida y arrepintiéndose de acciones o hechos normales para un ser humano que se tachan como pecados, equiparándolos a crímenes abominables o delitos que perjudican a sus semejantes. Las adversidades de la vida, la desigualdad, las enfermedades y todo tipo de males son castigos que nos ha enviado Dios por ser «pecadores» y por no someternos a su voluntad. Esta es una de las tantas formas que se han ideado para que la gente se desentienda de lo que ocurre, que no piense que los principales problemas son ocasionados por una sociedad basada en la opresión, en la explotación de una clase por otra. En esa forma se evita que la gente busque las formas de terminar con ese injusto sistema.

Considero que un ser humano jamás debe darse por vencido, sean cuales sean las dificultades por las que se vea rodeado o atrapado. En cuanto a la noble idea de luchar por la justicia social, por la igualdad y la verdadera democracia, jamás se debe ceder. Lo importante es encontrar la mejor forma de entregar su aporte a esos ideales y tratar de concretar, de hacer oír su voz, de unirse a quienes piensan en la misma forma o con quienes hay mayores afinidades teóricas o ideológicas. Lo difícil es encontrar los canales adecuados para llevar a cabo esos deseos y aspiraciones. Pero nunca se debe perder la esperanza de lograr el objetivo final. A veces, una pequeña semilla puede crear un mundo nuevo, una pequeña chispa puede provocar un fuego incontenible que hace posible cambiar todo lo podrido de una sociedad para transformarla en otra nueva, mas humana y más justa.

La expresión de un deseo, que caracteriza el título de esta trilogía, no es necesariamente algo imperioso sino una forma de reflexionar, de reaccionar ante una realidad que puede percibirse como frustrante, inhibidora. No se trata de querer tomar decisiones impulsivas, sin planificación. Es como una forma de hacer pausa durante una larga caminata, respirar profundamente y continuar con la marcha una vez que se ha tomado aire suficiente para tener más fuerzas, más ánimo.

La historia de la humanidad se sigue escribiendo con sangre, dolor y muerte. Al Qaeda gana posiciones en Siria y ahora también en Irak. La violencia de grupos islámicos se apodera de más territorios, en parte gracias a las erróneas intervenciones de Estados Unidos y sus aliados. En cualquier lugar donde intervienen los ejércitos o los mercenarios del imperialismo se originan conflictos mayores que los que existían antes y nunca se pueden saber las consecuencias, sobre todo si hay grupos de fanáticos que nunca van a ceder en sus posiciones o ideas, fanáticos que han sido creados o recibido apoyo de la CIA y de otros servicios secretos norteamericanos o de otros países. También desde Sudán del Sur llegan noticias sobre fuertes enfrentamientos entre el gobierno y grupos rebeldes.

Las catástrofes naturales castigan a gran parte de la población, incluso de países que tienen una buena infraestructura, como Canadá y Estados Unidos. Los fenómenos climatológicos no dejan de sorprendernos, presentándose situaciones nuevas, de las que no se tiene conocimiento, como las olas de calor en Argentina o la crudeza de las tormentas de agua y nieve en otros lugares, como España. En Suecia no hay invierno este año. La temperatura se mantiene, por lo general, sobre los cero grados. No nieva sino llueve, como si estuviéramos en un invierno de los países del sur de Europa. Muchas veces se ha anunciado ondas de frío y fuertes nevadas, pero nada ha pasado. El paisaje es muy distinto al de lo habitual. Algunas plantas empiezan a retoñar, son estimuladas como si ya estuviéramos en primavera. Las aves se comportan en forma extraña, influidas por la alta temperatura para esta época del año. Cabe preguntarse si esto no es el reflejo, un nueva muestra del acelerado cambio climático, al que los países más industrializados contribuyen a acentuar.

Aclaración, 6 de enero:

Cuando me he referido a que la familia no quise decir que sea algo negativo. Todos lo contrario, la familia es un apoyo fundamental, siempre que esté bien establecida y exista el respeto mutuo entre sus miembros. Hay que tener en cuenta, por lo demás, que el concepto de familia se puede interpretar de muchas formas. Invito a mis lectores a leer los artículos escritos en otro de mis blogs, a los que se puede acceder en los enlaces  de la página de este mismo blog: LA FAMILIA, PILAR FUNDAMENTAL DE TODA SOCIEDAD.

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