El título de esta entrada es un poco redundante, o tal vez no tanto. Quisiera expresar la fuerza física y la lucidez mental que me acompaña en estos momentos, desde que me levanté, muy temprano, como todos los días. Es domingo y ya trabajé 5 horas, desde las 7 de la mañana. Ahora tengo una pausa y luego seguiré trabajando hasta las 7 de la tarde. Y es porque para mí todos los días son iguales, bueno, no tanto porque los días de semana trabajo a veces hasta las 10 de la noche. Y sin embargo tengo una vitalidad tan grande que a veces siento deseos de saltar o hacer algo distinto sólo para quemar energías.
Por las noches, no obstante, me siento agotado y no puedo llevar a cabo las tareas que me he propuesto y siguen enterradas en una parte de mi memoria muchos temas sobre los que me gustaría escribir. Pienso en el peligro del califato que se intenta formar entre Siria e Irak, en la permanente ocupación de las tierras palestinas por los sionistas israelíes, en los triunfos de la contrarrevolución en algunos países latinoamericanos, en el enorme poder financiero que tienen algunas empresas como las llamadas empresas buitres que pueden hundir la economía de cualquier país, etc.
El tiempo no me da y las energías tampoco, cuando logro tener algún tiempo; es un círculo vicioso que no se rompe y que amenaza con mantenerme atado durante mucho tiempo aún. Para escribir esta entrada me he dado prisa en preparar un rápido almuerzo. Con la prisa me corté un dedo con el cuchillo cuando preparaba comida y lavaba la vajilla al mismo tempo. Cubiertos y platos se me habían quedado sucios durante toda la semana. Curiosamente no me ha sangrado la herida aunque me escuece mucho. Es como si se hubiera cerrado como por arte de magia, casi no se nota ya, después de unos minutos.
Las satisfacciones con mi trabajo son enormes. Todos los días conozco a distintas personas. Algunas de ellas ya me conocen de antes, a través de antiguos alumnos o me han visto en algunas páginas de internet. Grupos enteros de jóvenes liceanos se inscriben en la autoescuela donde trabajo actualmente porque les han recomendado mis servicios. Cada semana logran su objetivo uno o dos de mis alumnos y su alegría es indescriptible.
Por las noches, aparte del cansacio, me asalta a veces el fantasma de la soledad. Pero rehuyo pronto esos asaltos pensando en que vale la pena el sacrificio de estar solo un tiempo más. No tengo que dejarme arrastrar por la angustia y la tristeza, porque lo más importante de todo es lograr las metas económicas. Sé que en estos momentos podría estar ayudando a muchos seres queridos y les podría brindar seguridad y alegría. Pero sería algo transitorio, sin continuidad. Por eso hay que seguir concentrado en el trabajo y en la adquisición de nuevos conocimientos y experiencias. Así podré ayudar en mejor forma en el futuro, además de poder dedicarme a escribir.
Últimos alumnos aprobados:
Buena comunicación y disciplina, necesarios para aprender bien.
Deseo de superación y constancia lleva siempre al éxito en la consecusión de las metas.
A veces también hay regalos.. flores, chocolate y mucho más.
Después de haber conducido con muchos profesores y en muchas autoescuelas, finalmente se logró el objetivo final.
Cuando empecé a escribir esta corta entrada tenía dificultades para hacerlo en español. Hablar y pensar todos los días en sueco debilita a veces la capacidad de hablar en el idioma de origen. Máxime si se desea conservar o incluso enriquecer el mismo.