Por fin han aprobado el plan de estudios. Tal como supuse, lo hicieron después de enviarlo cuatro veces a la Dirección de Tráfico. Junto a la aprobación, me han enviado la autorización para iniciar las actividades de mi nueva auto-escuela. Puedo hacerlo cuando quiera, pero esperaré hasta septiembre. No puedo dejar la auto-escuela actual con la larga lista de alumnos que conducen conmigo, sin dar un tiempo para que se adapten a trabajar sin mí. No sería ético ni profesional.
Supongo que si hubiera recibido la noticia de la apropación definitiva hace unos quince años atrás, habría saltado de alegría. Supongo que me habría emocionado. Pero en esta oportunidad sólo he sentido una leve sensación de alivio y satisfacción. Por supuesto que me alegra poder trabajar en forma más independiente, con un nombre propio y decidiendo la mejor forma de preparar a los alumnos. Pero no he sentido una carga de adrenalina ni ha brotado de mi garganta un grito de júbilo. Calma y tranquilidad. Cálculos matemáticos y planificación para volver a trabajar en la dirección de una de las mejores auto-escuelas de Suecia.
Las emociones están dormidas. En su lugar hay espacio para la reflexión, para la formación de nuevas ideas y reafirmación de conceptos del pasado, productos del pensamiento crítico. El pasado, el presente y el futuro se juntan en el relativo tiempo para hacernos comprender lo que sucede en nuestro derredor y en el mundo. Guiarse por las emociones puede ser, en algunos casos, peligroso. Las emociones pueden impedir la toma de decisiones acertadas. Muchos discursos y acciones de algunos políticos y gobernantes son el resultado de decisiones en las que predominan la emociones, lo que en algunos casos originan nuevos conflictos, malas interpretaciones y hasta violencia. De nada sirven las buenas intenciones ni las buenas ideas si no se logra enviar el mensaje adecuado, basado en el respeto y la verdad.
Son las tres y media de la mañana del 25 de junio. Desperté varias veces desde la una y media. Cansado de intentar dormir decidí levantarme a escribir algo. Tengo demasiada energía acumulada y la claridad más el trino irritante de las gaviotas, cuervos y otras aves impiden reconciliar el sueño. El sol se asoma de vez en cuando, atravesando los nubes que dominan el cielo en estos días fríos y lluviosos. Estamos en verano pero se siente la sensación de estar en otoño. En la parte sur del continente ya empiezan las olas de calor.