La vida continúa. Seguimos en la espiral, los que sobrevivimos. Cada día mueren aproximadamente 160 000 personas, al mismo tiempo que nacen más de 400 000 niños. Los que vivimos subimos y bajamos en esa montaña rusa que a veces nos marea y hace perder el equilibrio. Somos más de 7 000 millones de seres humanos que nos movemos en este pequeño planeta que cada día se hace más pequeño, primero porque seguimos aumentando en cantidad y segundo porque cada vez quedan menos recursos naturales.
Es una espiral de locura, de ciego frenesí, de guerras de todo tipo, de atentados terroristas y atentados económicos que causan aún más muertes que los actos de terrrorismo, de actos de pillaje cometidos por países ricos y por empresas transnacionales que acaparan cada vez más el poder económico y que aumentan el hambre y la miseria en todo el mundo pero mucho más en los países menos desarrollados. Los actos de terrorismo (absurdos y condenables) se notan más porque se obtiene un resultado violento, explosivo. Los atentados económicos no se ven, pero van dejando en el camino cientos de miles de víctimas que mueren de hambre o por enfermedades que se podrían curar su sus familias tuviesen recursos suficientes o por desgaste físico al entregar su vida al trabajo en condiciones insalubres y sin suficiente descanso. Esas muertes se aceptan como normales, nadie piensa que son el resultado de una injusta distribución de las riquezas y beneficios, productos del trabajo.
En esa espiral nos deslizamos todos los habitantes del planeta, buscando una salida individual y/o colectiva. Algunos pensando en sí mismos o en un reducido grupo familiar o de amigos, otros pensando de forma más global, en un mundo de justicia social para todos. Los primeros contribuyen a que las altas clases sociales obtengan cada día mayor poder, porque se subyugan a ellas, directa o indirectamente, se dejan avasallar por la sociedad de consumo y por el individualismo, fomentado justamente por los ricos de siempre, disfrazados muchas veces de mansas ovejas que quieren hacer el bien ofreciendo limosnas a los pobres (porque así quedan bien con Dios…). Los segundos intentan salvar la dignidad de la humanidad, dando palos de ciego porque no pueden con tanto poder económico, acallados por los medios de comunicación dominados por las clases económicamente dominantes y obstruidos por la mayoría de sus familiares, compañeros de trabajo, de estudio o de otras actividades que aceptan lo que ofrecen los gobiernos de turno que siguen los dictados de la gran dictadura económica y militar liderada por el país más antidemocrático del mundo, que se disfraza justamente como el defensor de la democracia.
Cada ser humano tiene sus problemas, sus éxitos y sus fracasos. Cada uno busca algo parecido a la felicidad, que a veces parece haberse encontrado pero luego desaparece, cada uno encuentra nuevos amigos o amores y experimenta sensaciones agradables, a veces esporádicamente, otras veces con mayor continuidad. Cada uno experimenta decepciones, a veces traiciones y engaños. Es la ley de la vida, como el nacer, crecer, envejecer y morir. Se podría decir que desde que nacemos ya empezamos a morir. A veces nos saltamos etapas y morimos antes de lo que hemos merecido. Otras veces la vida pasa lentamente y nos hace sentir mayores sufrimientos, con una especie de muerte en vida. Muchos se dejan dominar por la depresión, por la tristeza y el desánimo, otros logran superar todo tipo de obstáculos. Algunos son más alegres que otros o por lo menos aparentan estar alegres. Otros están más tristes o aparentan mayor tristeza. Nos engañamos a nosotros mismos y engañamos a quienes están en nuestro entorno, haciendo creer a todos que estamos muy bien. A veces podemos predecir la muerte de alguien. Otras veces somos sorprendidos por muertes repentinas.
Nunca sabemos lo que otros piensan aunque algunos tienen mayor capacidad para intuir cosas. Muchas veces se hacen descubrimientos de actos o de tramas urdidas por quienes aparentemente son amigos o seres queridos. La imaginación y la sabiduría se imponen en esos casos y quienes actúan con mentiras y engaños logran ser neutralizados, quedan impotentes frente a la verdad. La vida continúa, por muy agria y difícil que sea.