Hoy es lunes 27 de junio. Al salir del gimnasio el aire fresco de la mañana me acariciaba la cara y entraba en mis pulmones por unas vías muy despejadas. El sol brillaba, después de su ausencia del día anterior, nublado y lluvioso. El sábado, día del Solsticio de Verano, había hecho un calor difícil de soportar. Son los contrastes del clima en esta época en el centro de Suecia, inestable, impredecible.
El respirar el fresco aire por las mañanas y beber agua pura renueva mis fuerzas. Son dos de los elementos indispensables para la sobrevivencia, mis elementos favoritos. Luego comida sana, rica en fibras, sin exceso de grasas y con muchas proteinas. Son cosas que me ayudan a mantenerme sano y fuerte: mente sana en cuerpo sano, según la antigua filosofía griega.
Muchas veces pienso lo distinto que hubiera sido yo hubiera seguido llevando una vida normal, como la mayoría de los miles de millones de seres humanos de este pequeño planeta que cada día se hace más pequeño y está más contaminado. Tal vez ya estaría en silla de ruedas o caminando apenas con una serie de achaques que me impedirían moverme con elasticidad, quizás con una barriga enorme o delgado como un arbusto, el pelo completamente blanco y la cara más arrugada que el cuello de un elefante. Me da gracia cuando la gente trata de adivinar mi edad y cree que tengo quince o veinte años menos. No entiende cómo puedo trabajar todos los días desde la manaña hasta la noche e incluso más. Yo sí lo entiendo, por supuesto. Es el resultado de la constancia al elegir los alimentos y disciplina y la constancia al hacer los ejercicios físicos adecuados.
La mente sana y el cuerpo sano nos ayudan a sortear mejor los obstáculos que nos afectan a diario, tanto en lo laboral como en lo familiar, de relaciones de amistad, sentimentales, etc. La experiencia y los conocimientos de distintas ramas de las ciencias y de las letras también contribuyen a superar barreras, a saber resignarse ante las adversidades, a la acciones desleales de personas en las que se ha depositado la confianza, etcétera.
Estoy decepcionado por el resultado de las elecciones generales en España, aunque ya sabía que no habría un resultado positivo, de ninguna forma.
Continuación 28 de junio:
Qué más se puede esperar de la población de un país, enajenada después de 40 años de franquismo y casi 40 años de neoliberalismo, que ha pasado distintos períodos desde la transición, con la reinstauración de la monarquía. En todas esas épocas ha habido fuerte influencia religiosa de la más reaccionaria y de los medios de comunicación que están en manos de poderosas empresas económicas relacionadas con los distintos gobiernos de turno en una falsa democracia.
Las fuerzas de izquierda tienen escasa influencia entre los votantes, aunque son las únicas que defienden los derechos de los trabajadores. La gran maquinaria publicitaria de los partidos que se han alternado en el gobierno es aplastante y eficaz. Su mejor arma ha sido siempre el miedo que se inyecta en la población, el miedo al «comunismo» y al llamado populismo. Los partidos de izquierda se han mantenido siempre a la defensiva, renunciando a muchas de sus banderas para evitar que el miedo influya demasiado. Por su falta de claridad no sonsiguen despertar a la población de su absurdo letargo.