Hay días que son vacíos, tanto para la mente como para el cuerpo, más que nada para la mente, que dirige las actividades del organismo. En esos días se pierde la conexión con la realidad. Es una especie de relajamiento total, que frena la creatividad, lo que se hace no es lo normal o tal vez se hace algo demasiado normal o común. Se pierde la originalidad y la visión de futuro. Se percibe una sensación de que el tiempo se ha detenido, que ha pasado muy rápido y de pronto se para en seco y caemos de bruces hacia adelante, donde sólo vemos un abismo, la oscuridad. En esos días nos molesta todo, nos molesta el frío o el calor, los ruidos de los vehículos al rodar por las calles o del tren deslizándose por los rieles en forma estrenduosa. Claro está, es una sensasión única en un lugar determinado y nadie más la puede percibir porque cada cosa es interpretada de forma distinta por cada ser viviente.
Y he aquí este ser viviente que lleva ya casi siete decenios sobre este planeta, en el que la vida de toda especie animal sufre continuos cambios, la mayoría de ellos provocados por su propia especie, aquella que aprendió a caminar sobre dos piernas hace algunos millones de años, que aprendió a dominar su entorno y se multiplicó en billones de individuos que adoptaron características múltiples y se diferenciaron entre ellos y se separaron en distintos grupos étnicos y clases sociales y que ahora está destruyendo la flora y la fauna de todos los continentes. Este ser viviente, que ya no sabe si es viviente o carece de vida, intenta despertar de una pesadilla.
Tal vez sea un virus o una bacteria o tal vez simplemente cansacio mental. Todo está borroso. No hay ánimo para escribir ni para comer ni para llamar a alguien. Lo que hay es un terrible deseo de no estar en sitio alguno, de desaparecer. Este ser siente amor y cariño por más de alguien, además de sus hijos. Este ser sabe que es querido por más de alguien pero no quiere o no puede tomar contacto con esas personas. No sabría qué decir ni cómo. No querría decir que se siente mal, no quiere inspirar lástima. Los días pasan y el estancamiento es total. No hay deseos de vivir. Una sensación como ésta es transitoria, pero es una sensación horrible. Y parece que no tuviera límites ni en el espacio ni en el tiempo. Y pensar que han habido tántas situaciones agradables, tántas experiencias hermosas, tánto contacto de amistad y de cariño durante mucho tiempo. Pero todos los recuerdos de esas experiencias desaparecen, se borran en este instante infinito y cruel.
Mañana será otro día. Eso espero.
La vida es bella a pesar de los altos y bajos. Aqui en el fin del mundo hay familia que te quiere y tu hermano seria inmensamente feliz si decidieras venir, hay un hogar familiar que esta a tu dispocicion
Gracias. Menos mal que los altos son más que los bajos… el carino es compartido, Gracias.