MONTAÑAS DE PAPEL EN PLENO SIGLO XXI

Tengo mi escritorio lleno de papeles. Es como una especie de invasión de celulosa  desde todos los flancos. Tanto a los lados del escritorio y hacia atrás tengo estanterías llenas de documentos, resmas de papel nuevo, bolígrafos, lápices y todo tipo de utensilios que ya podrían ser catalogados como antiguos. Por supuesto que también están las computadoras, impresoras y todo tipo de accesorios modernos. Y entre todo eso están mis cosas personales, incluidas neveras, mesa de comedor, un sofá grande y una cama demasiado grande. Y más allá más estanterías, armarios, etcétera. La mesa de comedor está llena de documentos que debo revisar, ordenar y luego enviar a la oficina de contabilidad. Estoy atrasado y este trimestre tendré que pagar una multa por entregar los documentos después del plazo exigido por la ley.

Esto es muy absurdo porque con la tecnología moderna todo queda registrado en distintos sitios y programas. Las facturas que envío a mis clientes son hechas en un programa que se actualiza debidamente cada vez que se envía una factura y cuando se recibe el pago en el banco. Los pagos que hago por distintos servicios quedan registrados en los servidores de los proveedores y en los bancos. Todos los datos están guardados y a pesar de eso hay que juntar todos los documentos en forma impresa. Basta con un corto click y se puede enviar toda la información de los programas a cualquier entidad, a los bancos o a la oficina de impuestos. Pero no es suficiente; hay que juntar montañas de papel, a pesar de todas las campañas para concienciar a la gente de ahorrar papel y otros materiales.

El tiempo no me alcanza. Desde muy temprando estoy trabajando. Salgo con un alumno, me tomo algo rápido en los pocos minutos de pausa y salgo casi corriendo con el siguiente alumno. En la corta pausa también respondo a clientes que solicitan información. Muchos de ellos no se acostumbran a lo nuevo e insisten en hablar por teléfono. Imposible e innecesario hacerlo. Toda la información se puede enviar por correo electrónico, para todas las preguntas están las respuestas concretas en distintos cocumentos en PDF. Y cualquier duda se puede aclarar en segundos porque soy rápido para escribir y enviar la información más específica para cada persona. Tengo que rechazar las llamadas telefónicas una y cientos de veces. Apenas puedo envío sms para que la gente me escriba al correo. Responder una llamada es una falta de respeto para el alumno que está conduciendo en ese momento, que está pagando por ese tiempo. Además es peligroso responder llamadas porque el alumno puede cometer un error grave mientras el profesor habla con otra persona. Ni siquiera para explicar eso hay tiempo. Muchas veces es irritante cuando una o varias personas llaman en repetidas ocasiones a pesar de haber sido informadas de que no deben llamar.

Quisiera escribir sobre muchas cosas  en estos momentos… pero es imposible. Ya se acumula el cansancio del día y pronto será la una de la madrugada de este nuevo día. Algún día pode escribir algo más…

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