SALUD Y FELICIDAD

Mis días pasan muy rápido, agobiado por mi trabajo. Como siempre, lecciones en las carreteras con mis alumnos, gestión de todos los trámites administrativos: contabilidad, publicidad, contacto con los clientes, envío y pago de facturas, planificación de las clase de teoría de tráfico, llevar los automóviles a reparar o mantenimiento, lavado y un largo etcétera. Además tengo que hacer todas mis cosas: limpiar, lavar preparar comida y otro largo etcétera… sin ayuda de nadie. Es el precio que se paga por vivir solo. Y a todo eso ahora debo asegurarme extra de dejar todas las puertas bien cerradas para evitar robos.

Hace unas semanas entraron  unos ladrones a robar, aprovechando que yo dejaba la puerta de calle abierta para que mis alumnos esperaran guarnecidos del viento, la lluvia y la nieve en un rellano. Ahora deben esperar en la calle; yo debía dar un rodeo largo y abrir por la parte de atrás de la casa hasta que se pudo reparar la puerta de la auto-escuela, que había sido destrozada. Los ladrones se llevaron computadoras, el teléfono de la empresa y otras cosas importantes. Es lo de siempre, nunca se puede estar a salvo de gente que, en lugar de trabajar, se apropian de las cosas que no les pertenecen. Me tomó varios días recuperarme del malestar que me provocó el saber que extraños habían escarbado entre mis cosas.

Es mi último año de trabajo en la auto-escuela, es algo que debí terminar hace mucho tiempo pero las metas económicas siempre se han hecho difíciles. Lo importante, una vez que cierre mis actividades, es asegurarme de vivir tranquilo y dedicarme a las cosas con las que he soñado siempre, desde que tenía quince años: escribir, tocar instrumentos musicales, cultivar la tierra, criar abejas, conejos y otros animales. Y ahora, además, tratar de enseñar a la gente a llevar una vida saludable, con comida sana y ejercicio físico. Como ya he escrito en mis páginas web, la gran mayoría de las enfermedades de las que padece la gente se pueden evitar y se ahorrarían sufrimientos y grandes gastos económicos, tanto para la sociedad como para los pacientes si la gente supiera cuidar de su salud. Eso no es fácil, en una sociedad donde hay tantas prioridades para subsistir y que hay dificultades de todo tipo en cualquier país del mundo.

Es muy conocido el refrán que se hizo canción hace algunas décadas, «tres cosas hay en la vida, salud, dinero y amor» más precisamente en el año 1967 (VER VIDEO). Y parece muy lógico pensar que sin esas tres cosas es imposible ser feliz. Hay muchos libros que tratan este tema y son muchas las opiniones que se pueden emitir al respecto. Yo quiero referirme solo a una de las tres en esta entrada: la salud.

Ya he escrito muchos artículos sobre este tema y todos están relacionados con una buena alimentación y ejercicio físico. Cada día som más los libros, entrevistas, reportajes y programas de televisión que retoman el tema. En Internet hay miles de páginas y cientos de vídeos que intentan mostrar la mejor forma de lograr buena salud. Pero es un verdadero caos intentar acceder a la mejor información. Muchas veces se mantienen ideas antiguas, basadas en las normas de tradiciones y conveniencia para las actividades laborales, por ejemplo. Se habla de una cantidad exacta de meriendas a lo largo del día y de combinar los alimentos de acuerdo a una Pirámide u otras formas geométricas. Yo elegiría un círculo, poniendo en el centro los alimentos más necesarios. Luego iría poniendo otros alimentos, de tal modo que los menos necesarios estarían más lejos del centro. Por último, fuera del círculo pondría una enormidad de «alimentos» que son absolutamente innecesarios e incluso tóxicos, como son todas las bebidas alcohólicas y no alcohólicas, todo tipo de jugos de fruta (elaborados y envasados), todo tipo de repostería, etc.

Si los seres humanos se alimentaran de forma natural y dejaran a un lado los alimentos elaborados, o por lo menos si redujeran su consumo al máximo, habría mayor esperanza de vida saludable para todo el mundo y los alimentos alcanzarían con creces para alimentar a todos los seres humanos del planeta. No se trata únicamente de la calidad de los alimentos sino también de la cantidad que consume cada persona. La gran mayoría de la gente come más de lo que necesita. Y no sólo eso, mucha gente tira la comida a la basura porque tiene la costumbre de dejar restos en los platos. Por otra parte, no se come por ingerir proteínas, minerales y vitaminas sino para saborear, para deleitar el paladar, algo my comprensible pero que tiene más de gula que necesidad. El resultado es que se derrocha demasiado y se contribuye a contaminar más el ambiente. Las industrias producen más alimentos, para lo que se necesitan mayores cantidades de combustible, agua y materias primas. El dióxido de carbono y otros gases contribuyen a debilitar la capa de ozono, con el consiguiente apresuramiento del calentamiento global y el ambiente se va llenando de desperdicios que ni siquiera se reciclan en forma debida. Y esto sólo para producción de alimentos, que se derrochan en los países desarrollados y que no llegan a poblaciones de países menos desarrollados, debido a una injusta distribución de bienes, que tiene como principal objetivo favorecer a las grandes empresas multinacionales. A lo anterior se debe sumar la contaminación ambiental que ocasionan la fabricación de todo tipo de manufacturas, vehículos, armas, municiones, etcétera.

 

 

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