LLUVIA CONTINUA EN ESTOCOLMO

Casi no había llovido durante octubre y lo que va de noviembre. Pero desde ayer llueve continuamente, sin parar. En este momento, a las 8 y media de la mañana van 24 horas de precipitaciones. Es una lluvia suave, sin viento. No hace mucho frío, como suele ser en esta época del año pero lo suficiente como para desear estar en casa. En estos días fríos, húmedos y nostálgicos he reemplazado la música clásica por música romántica. En el fondo de mí quedan aún resquicios de romanticismo aunque soy muy pesimista con respecto a mi futuro, en el aspecto sentimental. Creo que seguiré solo, dedicado a mi trabajo y a mis estudios, a seguir observando lo que ocurre en nuestro planeta, sin poder hacer mucho por cambiar nada. En el terreno político creo que nunca podré aportar nada en ningún  país aunque me gustaría hacerlo. Es absurdo que el mundo siga sumergido en la ignorancia casi total, que las desigualdades y la pobreza sigan aumentando mientras las grandes empresas multinacionales siguen incrementando sus ganancias y su dominio económico y militar, gracias a los gobiernos europeos y norteamericano, con poderosas herramientas como el FMI, que contribuye a someter a todos los demás países a la dictadura económica e ideológica del capitalismo. Pero nada se puede hacer en un mundo tan conflictivo, en el que los partidos de izquierdas siguen divididos, habiendo perdido totalmente su rumbo, neutralizados por la gran maquinaria propagandística de la gran burguesía. Ninguno de ellos tiene fuerzas para aglutinar a las grandes masas de trabajadores que se sienten huérfanas de liderazgo y se dejan confundir por la propaganda de los grandes partidos de derechas, que cuentan con más del 95% de los medios de comunicación. A esto me referiré en una entrada que publicaré en mi otro blog. Haré un enlace aquí cuando la haya escrito.

Sigo trabajando con el material de estudios. A veces pienso por qué hago lo que estoy haciendo. En lugar de usar energía en este trabajo podría dedicarme a hacer negocios que me darían grandes ganancias. Para mantener la actividad actual debo invertir mucho dinero en tarifas que se deben pagar a la Dirección General de Tráfico de Suecia (Transportstyrelsen). Además debo presentar planes de estudios para cada uno de los cursos obligatorios que deben hacer los aspirantes a la licencia de conducir y pagar por las inspecciones que hacen las autoridades para asegurarse de que se hace un buen trabajo, mientras un ejército de instructores privados trabaja en el mercado negro sin que nadie los inspeccione jamás y que se aprovechan de gente que nunca recibe una buena preparación. Esos piratas le cobran menos a los aspirantes pero no entienden de pedagogía ni son garantía de seguridad. Sin esforzarse mucho, esos desleales e ilegales competidores, ganan enormes cantidades de dinero que nunca declaran al Estado. Muchos de sus alumnos son verdaderos peligros en el tráfico.

Llevo muchos días preparando y actualizando material de estudios que usan mis alumnos. Ellos son los únicos que reciben un material de tan buena calidad, en toda Suecia y están muy agracedidos por recibir esa ayuda. La meta final es editar un libro con todo ese material y además su publicación en internet, en varios idiomas.

Creo que estos días han contribuido a que envejezca más rápido. Son muchas horas encorvado frente a la computadora, tecleando sin parar, escribiendo nuevos capítulos, borrando modificando, creando, insertando fotografías y dibujos, cambiando su estructura, adaptando todo, de acuerdo a la tecnología actual. Tengo muy pocos alumnos aún. Los únicos que tengo son los que me envían antiguos alumnos o uno que otro que logra encontrar información sobre mi auto-escuela en Google. Es imposible competir con las empresa grandes, que tienen más que suficiente dinero para anunciar en ese motor de búsqueda. Mientras ellos invierten entre 2000 y 5000 dólares mensuales yo no puedo invertir más de 500 porque también hay muchos otros gastos. Por eso mis competidores se pueden mantener en los primeros lugares de las búsquedas. Tengo anuncios en periódicos pero cada día hay menos gente que los lee. Todo el mundo usa internet en sus teléfonos, computadoras y tabletas.

Los ingresos económicos han disminuido a menos de la tercera parte de lo que obtenía antes de abrir mi nueva auto-escuela, al mismo tiempo que los gastos han aumentado, especialmente en publicidad y obtención de nuevos equipos necesarios para hacer funcionar bien la empresa. Es, más o menos lo mismo que ocurrió hace casi 30 años, cuando abrí mi primera auto-escuela.

En cuanto a mi relación con familiares, no es el momento más ideal. Si bien es cierto he recuperado el contacto con un hermano con el que no nos comunicamos durante más de un decenio y con un hijo con el que no hablaba durante casi el mismo tiempo, ahora no tengo comunicación con mi hija de 17 años y no tengo noticias de mi hija más pequeña, que sufre las inclemencias de una guerra económica en Venezuela. Eso me pone más triste que ninguna otra cosa.

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