VACUNARSE O NO VACUNARSE CONTRA EL COVID-19

No sé si lo tuve que pensar mucho, a veces se hacen cosas sin pensar, en forma espontánea. Otras veces se reflexiona mucho, antes de tomar una decisión. No estoy consciente del tiempo que ocupé en reflexionar. Pero no fué una decisión impulsiva. Nunca me vacuné contra las influenzas que se expandieron por todo el mundo durante años y nunca padecí de esas enfermedades. No soy partidario de vacunarse, para mí la mejor vacuna es una buena alimentación y ejercicio físico. Medidas higiénicas y distancia social son otras herramientas que ayudan, ahora estamos más conscientes de eso. Pero, puesto que la pandemia ha avanzado con tanta fuerza, después de haber analizado las ventajas y desventajas, decidí vacunarme. No lo hice tanto por mí. Lo hice, más que nada, para evitar el aumento de los contagios, en caso de que yo pudiere enfermar. Lo curioso es que, tal vez, ya tuve la enfermedad. Nunca se podrá saber, porque nuestros organismos generan anticuerpos que desaparecen en poco o largo tiempo. Ya ha pasado más de un año desde que he estado expuesto, al comienzo en España y luego, en Suecia, trabajando diariamente, con muchos alumnos sentados a mi lado, muchos de los cuales se contagiaron con el virus, antes o después de estar a mi lado. En otro artículo he escrito que algunos de esos alumnos que enfermaron usaban mascarillas, algo que no los protegió, en absoluto. También he mencionado el testimonio de una de mis alumnas que fue contagiada después de recibir dos dosis de la vacuna de Pfizer. Pero, a pesar de todo, el sentido común inclinó la balanza a aceptar un mal menor antes de un mal peor.

Recibí la vacuna ayer, a las 9:30 en el ambulatorio del centro de Sollentuna. Puesto que hay mucha gente que aún no se ha vacunado, puedo contar cómo he reaccionado a la vacuna. Todos reaccionamos en forma distinta a antibióticos, vacunas u otro tipo de medicamento que se nos administre. Sabía que el riesgo de trombosis era casi nulo, en mi caso. En cuanto a otras reacciones, también sabía que mi organismo está preparado para defenderse en forma óptima. Actualmente tomo una medicina que amortigua molestias causadas por la próstata. Esa medicina puede alterar la presión arterial, pero no me ha afectado, creo. Tal como esperaba, no he tenido reacciones contra la vacuna, que me puedan preocupar. El pinchazo fue muy suave, apenas lo sentí. La enfermera fué muy amable y hábil en su trabajo. El brazo me empezó a doler hoy por la mañana y sentí cómo un ganglio de la axila estaba resentido, inflamado. Durante algunas horas tuve dolor de cabeza, pero no he tenido fiebre. Me sentí mareado y cansado, pero luego me sentí muy bien. En el momento de escribir esta entrada (poco más de las ocho de la noche) ya ni siquiera me duele el brazo, apenas me queda una ligera molestia cuando lo toco. El ganglio volvió a funcionar normalmente. Mi organismo reaccionó muy bien. Sé que otras personas han tenido muchas molestias. Pero aún así, creo que vale la pena vacunarse.

Cuando a ustedes, amigos lectores, les llegue su turno, les aconsejo que no lo duden. Cualquier molestia, por muy dolorosa que sea, es mejor que contagiarse con el virus. Ojalá en el futuro la gente esté más preparada para enfrentarse a enfermedades similares o peores. Para ello se debe cambiar totalmente la forma de trabajar o compartir su tiempo libre, de asistir a eventos deportivos o culturales, de usar los transportes colectivos, las visitas a restaurantes o frecuentar centros comerciales. Además, se debe educar a la población para que se alimente mejor y esté siempre activa, practicando algún tipo de deporte o correr, trotar o caminar rápido. Esa es la clave de la buena salud!

Está pendiente una entrada que he prometido antes. Pero el tiempo es un tirano…

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Una respuesta a VACUNARSE O NO VACUNARSE CONTRA EL COVID-19

  1. Anónimo dijo:

    bien

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