ENREDADO EN LA ESPIRAL

Podría decirse que estoy en una especie de círculo vicioso o callejón sin salida, enredado en la espiral del tiempo. Las noches son idénticas, en una habitación de 12 metros cuadrados. Es la misma soledad de todos los días, sentado frente a una computadora. Abro algunas páginas web y me detengo brevemente en alguna. Luego abro otra, y otra. Leo las noticias que me interesan y luego pongo VTV. Mientras oigo alguno de sus programas sigo abriendo otras páginas y leo las noticias más interesantes, desde mi punto de vista. A menudo me domina el sueño y mi cabeza cae sobre el teclado o hacia un lado del escritorio, debajo de la hamaca. Despierto a veces, después de algunos minutos. Otras veces despierto una hora más tarde. Me duele el cuello y siento la cabeza pesada. Vuelvo a leer noticias. A veces intento escribir algo. Finalmente me rindo y me subo a la hamaca para dormir intensamente. Así son todas las noches, encerrado en un edificio vacío, con pasillos iluminados, escaleras y ascensor, todo funcionando para una sola persona que descansa en esos míseros doce metros cuadrados.

Las mañanas son casi iguales, también. Despierto antes de la hora programada en el despertador. Nunca despierto gracias a ese artilugio medidor del tiempo, indiferentemente de a qué hora me he dormido. Siempre despierto mucho más temprano de lo deseado. Tengo dolores en el cuello y la cabeza. Son los mismos dolores que a veces interrumpen mi sueño. Son pocas las noches que logro una buena posición que impida esos malestares. Tengo una almohada que he puesto en forma de media luna y que se amolda a mi cabeza y la hamaca. La mejor posición es de costado, pero como ocurre con la mayoría de los seres humanos, una vez dormido cambio la posición y quedo de espaldas. Entonces se apoderan de mí los ronquidos. No los oigo, por supuesto. Pero sé que ronco y muy fuerte. Eso y la mala posición en que queda mi cabeza son la causa de los dolores. Eso está científicamente demostrado, he leído mucho sobre eso. Pero no encuentro la solución. Uno de cada diez despertares son normales, sin dolor. Los otros son muy desagradables. Siento muchas veces la sensación de que no vale la pena vivir una vida así, con las mismas mañanas dolorosas. Cada mañana siento que mi vida es absurda. «Si por lo menos hubiera logrado hacer algo por mi pueblo» me digo una y otra vez. Pero todo lo que hago parece traducirse en pasos de caracol, que los caracoles ni siquiera dan pasos sino que se arrastran elegantemente por el suelo y yo ni siquiera tengo su elegancia. La espiral del tiempo borra a cada instante esos pasos. No avanzo y si lo hago, retrocedo al mismo nivel de antes. Las ideas fluyen en una mente febril que busca incansablemente fórmulas de solución. Se mezcla la matemática con la filosofía. Se emulsiona el sentido común con el sentimiento emocional. Quisiera abandonar todo y dedicarme a la lucha política, dejar la vida de comodidades y próspero trabajo (a pesar de mi vivienda que no es vivienda, tengo todo lo que se puede necesitar en una sociedad avanzada) para apoyar a los movimientos sociales latinoamericanos. Es lo que más quisiera. Pero la cordura me aconseja esperar. Es muy temprano aún aunque parezca tarde. Necesito mayor preparación y mejores medios, lo que casi siempre me parece inalcanzable.

Luego, una vez refrescado gracias a un lavado de cara -porque no tengo ducha- me activo y empiezo a sentir la plenitud de la vida. Me espera el gimnasio, donde entreno todos los días. Allí rejuvenezco, recupero mis fuerzas y al salir de ese sitio he obtenido una asombrosa vitalidad y siento mi cuerpo relajado y ágil. Ya estoy listo para enfrentar una nueva jormada laboral, recorriendo miles de calles y carreteras con mis alumnos. Vuelvo a vivir, vuelvo a sentir ganas de vivir. El día se convierte en ua aventura continua, en interacción con muchas personas que reciben nuevos conocimientos y seguridad.

Sin embargo, al llegar a casa por la noche, se vuelve a repetir el ciclo y me atrapa la cruel espiral. Nuevamente las reflexiones y las preocupaciones por lo que sucede cada día en el continente que está despertando pero que agentes del mal intentan adormecer. Se quiere activar las cadenas que siempre oprimieron a nuestros pueblos y se recurre a todo tipo de métodos, cada vez más sofisticados pero con la misma saña, con el mismo desprecio a las ideas de igualdad y de justicia, aunque se usan todas las palabras que sólo deberían usar quienes luchan por una verdadera democracia. Actualmente se intenta mezclar la lucha de los pueblos y asociarla a la lucha de la Oligarquía. Se defiende el derecho de los «empleadores» y hasta se convoca una marcha para el Primero de Mayo, como si la fiesta de los trabajadores fuera también la fiesta de los patronos, especialmente de aquellos que  siempre han oprimido y reprimido al pueblo. Es el cinismo en su más alta expresión. Se asesina en Venezuela, por ejemplo, a humildes trabajadores y pobladores que defendían servicios públicos y al mismo tiempo se acusa al gobierno de fraude y de no respeto a los derechos humanos. El victimario se disfraza de víctima. Se esconde en las sombras y lanza arengas en sus medios de comunicación (que son muchos) y en las mal llamadas redes sociales. Se amplían las arengas y se las mezcla con los rumores de siempre, que se difunden boca a boca y a través de sms y correos electrónicos. Luego, cuando se ha logrado el efecto deseado, cuando se ha causado la muerte de inocentes, los victimarios esconden el brazo y se autoproclaman ellos como inocentes. Primero desconocen a las víctimas. «Es mentira que se haya incendiado CDIs». «Es mentira que se haya actuado violentamente». «Son los mismos oficialistas los que provocan la violencia». Mentiras como estas se repiten incesantemente y se asocian a rumores cada vez más absurdos como lo hacen algunas personas que se autodenominan cristianos, que afirman que «la culpa de su enfermedad la tuvo el mismo Chávez, por odiar a los judíos, que son el pueblo elegido por Dios» «Los ataques de Israel al pueblo Palestino obedecen a la voluntad de Dios«. Y así cientos de rumores que carecen de todo sentido común y toda lógica.

Esos rumores mal intencionados que nacen en el seno de religiones o sectas que son dirigidas desde Estados Unidos toman fuerza en gente pobre y con poca preparación intelectual que se deja influenciar por pastores o líderes religiosos que están muy lejos de ser verdaderos cristianos. Esos pastores hacen muy bien el trabajo que les indican los dirigentes norteamericanos que están asociados a los intereses de grandes empresas multinacionales.

Lamentablemente, los medios de información del gobierno aún no logran hacer un buen trabajo. Muchos de los programas de VTV, por ejemplo, son aburridos. La mayoría de esos programas muestran las opiniones de distintos presentadores e invitados que analizan los mismos temas. Desde la mañana hasta la noche se repiten las mismas arengas, las mismas opiniones y se llega a las mismas conclusiones. Se entrevista a pobladores y trabajadores en distintos eventos en donde estos repiten las mismas consignas. Las preguntas de los periodistas son, por lo general, absurdas. En lugar de profundizar y ampliar la visión a los problemas generales se vuelve a lo más resaltante de un problema o situación específico. La respuesta son consignas, sin mucho argumento, aunque muchas intervenciones de los trabajadores son buenísimas. Más la mayoría de las respuestas no tienen mucho sentido y algunas hasta se alejan completamente de la realidad.

Las preguntas más comunes de los periodistas son: «Usted, dígame señora, qué hace aquí?» «Por qué está participando en este evento?» «Por qué está apoyando usted al presidente?» Es obvio que esa gente está apoyando al gobierno y a la Revolución. Y si apoyan el proceso de cambios es porque desean un país mejor. Por lo tanto esas preguntas son absurdas. Las preguntas deberían ir más allá del evento en sí, a entender el significado del proceso revolucionario de cambios. Se debe incentivar al análisis de hechos concretos o de ideas y proyectos. Se debe invitar y motivar a la población a estudiar e investigar. Se desaprovecha un tiempo precioso y más que necesario. Son miles de horas de pantalla televisiva que se pierden en conversaciones que nada aportan  a la causa revolucionaria.

En los programas de televisión se debe denunciar casos concretos de  especulación y acaparamiento. Se debe preparar a la gente para que denuncie a todo aquel que esté vendiendo productos sustraídos, especialmente de los productos con precios regulados. No se debe permitir en absoluto que algunas familias se dediquen a hacer colas en los supermercados para vaciarlos de productos que luego van a revender en el mercado negro o de contrabando en el extranjero, como sucede en Maracaibo, por ejemplo. Hay familias, especialmente mujeres, que no hacen otra cosa que originar colas en los supermercados e impedir que los trabajadores y trabajadoras puedan obtener los productos de la cesta básica tan necesarios para sus familias. Quienes trabajan no tienen tiempo para estar en una serie de colas durante muchas horas para obtener un par de kilos de harina o leche, por ejemplo. Los que hacen cola «como oficio» tienen todo el tiempo del mundo y van visitando todos los supermercados que existen. Es una situación muy injusta y desagradable, que provoca desasosiego y hambre en muchos hogares.  Y eso alegra, por supuesto a quienes tienen planes golpistas. Gracias a la especulación y las compras compulsivas se consigue ganar más adeptos para los partidos de derechas y especialmente para el fascismo. Ya sabemos que los medios de comunicación de los partidos de derechas provocan la escasez con continuas campañas de miedo y anuncios de que escasea o escaseará algo. Los medios de comunicación gubernamentales deben atacar ese y muchos otros problemas de una manera más inteligente y eficaz. La mayor eficacia debe venir desde los medios de comunicación. Hasta ahora no han demostrado estar a la altura de las circunstancias. Por otra parte, se debe reforzar todos los centros de venta de alimentos: abastos bicentenarios, mercales, pedevales y otros similares. Eso sería más efectivo que las «megajornadas» que se llevan a cabo en distintos lugares hacia los que la gente debe dirigirse en algunas oportunidades. Es mejor que todos esos centros tengan buena variedad de productos en lugar de obligar a la población a hacer colas en sitios a los que no siempre es fácil acudir. Esas y muchas otras medidas son necesarias. No es en absoluto grato entrar a un pedeval vacío que sólo vende unos pocos productos y al que llegan nuevas partidas sólo una vez a la semana o una vez al mes. Todo eso no hace mas que sumar enemigos a la Revolución.

El periodismo de izquierda ha equivocado totalmente su rumbo. Cuando se entrevista a dirigentes de oposisición o a sus seguidores, por ejemplo, no se eligen bien las preguntas, en absoluto. Muchas de las preguntas son impertinentes o insolentes, lo que ocasiona rechazo inmediato e incluso agresión, en muchos casos. Las preguntas deberían ser más respetuosas y en una actitud objetiva. Por supuesto que hay que hacer preguntas inteligentes, que desarmen al enemigo. Pero eso se debe hacer con diplomacia y con simpatía, indiferentemente de lo que se sepa sobre el entrevistado, aunque este sea una persona desagradable, mentirosa o incluso delincuente. Los periodistas de izquierda deberían aprender de otros magníficos periodistas, como Ernesto Villegas, actual ministro de Comunicación VER 1, VER 2.

No solo los medios de comunicación o el ministerio correspondiente han sido ineficaces. El mismo gobierno en sí no ha sabido enfrentar al enemigo con los métodos más adecuados. En la pasada campaña electoral de este mes, por ejemplo, los representantes del candidato Henrique Capriles, que se caracterizan por su enorme desprecio hacia el pueblo y su historia, enemigos de Simón Bolívar, le pusieron el nombre del Libertador al comando de ese candidato. Y el Gran Polo Patriótico (el primer nombre Polo Patriótico lo critiqué porque las siglas eran las mismas del PP espanol. Mucho tiempo después de mi crítica le agregaron Gran), con el PSUV a la cabeza, no supieron reaccionar ante esa maniobra. Se dejaron arrebatar una de sus banderas de lucha, como muchas otras que Capriles copió e hizo como suyas. Aquellos que suprimieron todo lo que llevara algo de bolivariano (como la República Bolivariana de Venezuela) en el Golpe de Estado de 2002, le ponen a su comando el nombre de Simón Bolívar, otro acto de extremado cinismo. Lo más conveniente habría sido contrarrestar esa maniobra, ampliando el nombre del comando de Nicolás Maduro, denominado Comando Hugo Chávez. Perfectamente se podría haber combinado los dos nombres y en esa forma recuperar el nombre del Libertador. No se me ocurre otra mejor solución. Pero la izquierda nada hizo.

Bueno, yo pensaba solo escribir algunas palabras sobre mi actual estado de «estagnación». Pero no pude evitar el impulso de escribir algo sobre la situación actual de Venezuela. Esta entrada se ampliará en otra oportunidad.

29 de abril:

Ver noticia con vídeo sobre ataque a los CDI y el silencio de los medios privados.

Continuación 29 de abril, noche:

Con respecto a los programas de Aló Presidente que se retransmiten actualmente los días domingo, hay una falta total de originalidad. Sería una magnífica oportunidad utilizar todos esos programas como parte de un programa nuevo, utilizando nuevas técnicas de información combinadas con entretenimiento. Se puede ver un trozo de programa y luego analizarlo en un debate de varias personas. De cuando en cuando se muestra la actuación de algún artista o la participación de un especialista en una materia determinada, asociada a los comentarios o la presentación del presidente Chávez. Se podría hacer un programa maravilloso, que pudiera ganar gran audiencia. Pero nadie piensa en hacer algo similar a lo que yo he propuesto antes  en algunos de mis humildes trabajos.

Ejemplo de un programa que se puede llamar «Actualizando Aló Presidente»:

1.- Comienza el programa con uno de las habituales viajes del presidente Hugo Chávez hacia el podio principal.

2.- Después de unos minutos se inicia el debate. Participan especialistas que conocen el tema de ese momento. 

3.- Se presenta la actuación de un artista o un grupo de artistas.

4.- Se muestra nuevo trozo del programa, en el que Chávez interactúa con el pueblo.

5.- Se vuelve al debate o análisis. Esta vez con nuevos participantes o con algunos de los anteriores.

6.- Se muestra alguna corta pieza de teatro o un sketch cómico.

7.- Nuevamente un trozo del programa del presidente Chávez

8.- Nuevamente el análisis.

9.- Nuevamente un acto artístico.

Los trozos del programa deben ser relativamente cortos. Los análisis deben ser minuciosos, claros y concisos. Se debe profundizar en el tema, sin teorizar demasiado, utilizando un lenguaje que todos los televidentes entiendan fácilmente.

Los actos artísticos deben estar relacionados con el tema de ese momento. Estos pueden ser en vivo o en vídeo.

Además de lo anterior se puede llevar a cabo un concurso de conocimientos. Se puede invitar a estudiantes o alumnos de escuelas o liceos que conforman equipos que compiten en responder preguntas sobre un tema determinado, sobre lo cual todos han recibido la documentación necesaria para estudiar y estar preparados para la competencia.

Hay cientos de formatos que se pueden idear, logrando un programa ágil, pedagógico e informativo, presentado por una pareja de buenos presentadores o actores o por varias parejas. Se puede variar en muchas formas. Lo importante es evitar los programas de formato actual, que aburren, aunque la o las personas que participan sean famosas y muy bien preparadas.

Continuación 30 de abril, noche:

Con respecto a lo que escribí hasta ayer debo señalar que hace unos años y hasta hace unos meses intenté dar a conocer al gobierno venezolano varios proyectos importantes que podrían ayudar a combatir el desabastecimiento, por ejemplo. Hay muchas formas de aprovechar eficazmente los cereales, algas y muchos otros productos que son base de los alimentos. Lamentablemente, nadie mostró interés en esos proyectos. En marzo de 2011 puse un «plan alimentario» en mi blog de blogspot en el que planteaba algunas de las ideas básicas de mis proyectos (VER AQUÍ). Espero hacer llegar algún día estos proyectos a personas que tengan algún tipo de influencia en organismos gubernamentales.

Al mencionar que la mayoría de los programas de VTV y de otros canales públicos venezolanos no quise decir que sean malos. Todos son buenos. Pero les falta amenidad, agilidad e interactividad con el pueblo. Yo sé que esos programas los ve una minoría de la población. He escrito mucho sobre eso. Cuando se transmitía el programa Aló, Presidente, por ejemplo, la mayoría de la gente veía otros canales, entre ellos muchos canales extranjeros. Mucha gente usa vídeos de música o películas, en lugar de ver televisión. En esa forma evitan las cadenas de radio y televisión. En los últimos años se pusieron pantallas de televisión en Hospitales y otros servicios públicos. Pero sólo se mostraba la imagen, se quitaba el sonido o se lo ponía a un volumen muy bajo, imposible de poder oír. Aún hoy se siguen desperdiciando las pantallas en esa forma.

También me he referido antes al programa «La Hojilla» (VER artículo del 3 de julio de 2011) en algunas oportunidades. Excelente programa, pero que lamentablemente es visto casi únicamente por fieles seguidores de la Revolución y por enemigos consagrados de la Revolución. El programa se transmite a altas horas de la noche y no puede ser visto por la mayoría de la población. Hay métodos o formas de presentar el programa que deberían ser rectificados. Me voy a referir solo a algunos aspectos en esta ocasión.

1.- Mario Silva y su equipo se comunican con los televidentes como si todos ellos fueran chavistas o socialistas, salvo una pequeña cantidad de opositores. Pero se olvidan que siempre hay una buena cantidad de público que no tiene convicción en sus ideas y que debe ser ganado para la Revolución. Además, mucha gente chavista es insegura y se deja influir fácilmente por los medios de comunicación de la derecha y por los rumores. Se debe elegir bien las frases y expresiones, de manera tal que cualquiera que vea el programa entienda su mensaje y no sienta adversión alguna hacia él.

2.- Me parece bien usar un poco de humor al referirse a algunos adversarios de la Revolución. Pero debe mantenerse el respeto a cada persona, aunque ésta sea delincuente. Esto no significa que se deba aceptar o tolerar sus acciones delictivas. Al contrario, se las debe denunciar y neutralizar. No se debe resaltar en forma repetida la condición sexual de Henrique Capriles, por ejemplo. Todo el mundo sabe que este personaje es homosexual. Pero hay homosexuales tanto entre opositores como entre políticos de izquierda y todos deben ser respetados en su condición. Lo que sí se debe denunciar son sus ideas y acciones fascistas, su cinismo y su peligrosidad.

3.- Muchas veces Mario se ríe de algunos enemigos de la Revolución o de algunas declaraciones absurdas y malintencionadas de esas personas. Pero la risa no es un buen método, si se está transmitiendo para millones de personas, al tratar un tema grave. En lugar de risa se debe adoptar mucha seriedad. No se debe dar la sensación de que se toma los ataques y mentiras con desinterés o en forma de juego. No se debe jugar con la gravedad que implican acciones asesinas, por ejemplo.

4.- Tanto Mario Silva como otros presentadores de televisión y dirigentes socialistas defienden erróneamente al gobierno de los ataques de la derecha cuando se refieren a problemas de desabastecimiento y de innumerables problemas que aquejan a la población venezolana. En lugar de admitir los problemas (que muchos de esos problemas son reales) se afirma que en Venezuela «somos felices» o que los problemas no existen. Pero para un ciudadano trabajador que debe recorrer muchos supermercados para conseguir un kilo de harina  o que debe prescindir de muchos productos porque el dinero no le alcanza para nada, esa felicidad no existe. Mario debe saber muy bien que gran cantidad de comerciantes deshonestos aumenta los precios de todos los productos en forma desmesurada. El acaparamiento y la especulación son provocadas por los medios de comunicación de la derecha. Es verdad. Y por eso esos problemas existen. No son producto de la imaginación. Y eso debe reconocerse. Por supuesto que hay que explicar por qué existen. Pero no se deben ignorar. El ignorarlos da paso a la desconfianza y falta de credibilidad. Y eso es muy grave.

Una de las últimas noticias de hoy hacen mención a incidentes ocurridos en la Asamblea Nacional. Julio Borges aparece en varios periódicos, con su cabeza ensangrentada porque fue agredido. Pero fueron muchas cosas las que sucedieron allí y la agresión empezó de parte de diputados opositores, que como siempre lanzan la primera piedra y después esconden la mano. Luego se presentan como víctimas.

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